
En el siglo XII, el rey Øystein Magnusson ordenó construir en Vågan las cabañas y una iglesia para los pescadores. Esto permite entender que la pesca en las Lofoten ya había alcanzado un considerable desarrollo hace un milenio, y que se introdujo la cabaña de pescadores como modelo de vivienda..
La gran expansión de la pesca en las Lofoten en los años posteriores al 1780 condujo a la ley del 1816, que permitía al estado vender terrenos en lugares pesqueros. Como consecuencia, la mayor parte de las cabañas de pescadores fueron adquiridas rápidamente por terratenientes y comerciantes. Antes de la promulgación de la ley, las cabañas solían pertenecer a los pescadores que las habitaban. Cada vez se construían más y más cabañas para cubrir la demanda de los numerosos pescadores que se trasladaban a la zona.

Pero el espacio escaseaba en las cabañas, a menudo tenían que dormir dos o tres hombres en una misma cama. Hasta mediados del siglo XIX, no había más alumbrado que el de la luz natural, ni más calefacción que el fuego abierto. Cuando alguna cabaña contaba con el lujo de tener una ventana propia en forma de agujero en la pared, se colocaba tensada sobre ella la piel del vientre de un fletán. No hubo estufas ni ventanas de vidrio hasta finales del siglo XIX. El año 1896 había 2.671 pescadores empadronados en las Lofoten.
Hoy en día algunos pescadores utilizan aún las cabañas durante la temporada de pesca en las Lofoten, pero la mayor parte viven en sus barcos. Pensadas antes como residencia para los pescadores durante los meses del invierno, hoy sirven como alojamiento para turistas. En muchas cabañas se ha conservado el mobiliario de fines del siglo XIX.
